Por Natalia Valdebenito
Actualmente las redes sociales juegan un papel muy importante dentro del proceso comunicativo de algunos grupos sociales; estas plataformas funcionan como nuevas herramientas de difusión, promoción y distribución de diversos contenidos. Desde hace algunos años, se han transformado en uno de los medios de comunicación más utilizado por las personas en el planeta. Constituyen actualmente, uno de los focos que mayor atención reciben dentro del mundo virtual, gracias a la rapidez y entretención que se otorga a los usuarios en sus contenidos.
Si bien, son muchos los focos que se pueden dar a la hora de difundir un contenido, la música es uno de los más exitosos.
Si se analiza el comportamiento de la industria musical de antes, podemos ver que siempre la tecnología es la que ha permitido que ésta llegue a más personas y que crezca en gran medida. Sin embargo, esta industria siempre se ha mostrado temerosa frente a los cambios. En la antigüedad, cuando recién fue inventado el fonógrafo, los líderes de las bandas musicales y orquestas temían, pensaban que las personas no volverían a asistir a sus conciertos. Pero, no sospechaban sus beneficios. Aquellas personas que vivían en lugares apartados o pequeños pueblos, podían adquirir un fonógrafo y escuchar a la banda, transformándose en un nuevo fan, o un potencial consumidor de su música.
De la misma manera ocurrió con la radio. Un grupo musical o banda de jazz, podía actuar frente a mil personas, pero gracias a la radio, esta misma banda podría tocar ante muchas más personas y a la vez generar fanáticos y potenciales consumidores de su música.
Con la llegada del “cassette”, los empresarios discográficos aseguraban que nadie querría comprar discos, que sería el fin de la música. Pero ocurrió lo contrario, si una persona se compraba un disco y se lo grababa a un amigo, éste descubría que le gustaba la música y se convertía en fan que compraría los siguientes álbumes. Como consecuencia, las discografías despegaron tras la aparición del cassette, y vendieron 10 veces más de lo que se vendía antes.
Hoy, con la evolución de la tecnología y la invención de Internet y las redes sociales, la venta de discos ya no es rentable. Internet ha hecho que la música se globalice a tal punto de volverla gratuita. Ello ha perjudicado a los autores de dichas composiciones, porque esa acción de la red, motivó no sólo el libre acceso a sus creaciones sino a la venta ilegal de las canciones: la piratería.
A pesar de que muchos no estuvieron de acuerdo y estuvieron en contra de la difusión de la música a través de Internet, por sus principales consecuencias como el descenso en las ventas de discos o la reproducción ilegal de los mismos, las redes sociales ha traído muchos más beneficios a quienes han sabido adaptarse ellas y saber utilizarlas. Los avances tecnológicos han brindado a los músicos un espacio para difundir su música de forma segura, libre y gratuita.
Estos avances, acercan la posibilidad de publicar la música de manera accesible, rompiendo así con el paradigma impuesto anteriormente por los medios de comunicación masiva como la radio o la televisión.
Youtube y Myspace Music han sido el medio de difusión de música de mayor convocatoria. Su plataforma versátil y su gran número de usuarios los ha ayudado a catapultar y dar éxito a la carrera de muchas personas, que hoy ya son artistas.
En la actualidad son varios los casos de éxito musical, alrededor del mundo, que han tomado forma y se han dado a conocer gracias a las diversas plataformas como Youtube y las redes sociales. Ejemplos como La Tigresa del oriente e incluso Justin Bieber, que es uno de los casos más famosos, donde sus videos recibían miles de visitas diarias, sin tener siquiera un sello de respaldo, son hoy figuras musicales gracias a las nuevas plataformas.
Uno de los últimos éxitos de la Web es “Karmin” un dúo de jóvenes de Brooklyn Massachusetts quienes se conocieron en el Berklee College of Music de Boston.
Amy Heidemann y Nick Noonan empezaron a demostrar su talento en Youtube a principios del año 2010 cuando subieron a su primera canción. En su canal, cuentan con varias decenas de covers de canciones de artistas de renombre como Lady Gaga, Katy Perry, Nicky Minaj, Adelle, Kanye West, entre otros, siendo el cover de una canción de Chris Brown llamada Look At Me Now la pieza clave para llevarlos al estrellato.
Hoy, son varios los artistas que prefieren, en vez de vender discos en negocios, publicar sus producciones en plataformas Web, para que sus seguidores se deleiten de un buen material, de buena calidad y seguro. De todas formas, todos salen ganando. El artista gana por el marketing y la difusión que se le otorga a sus canciones, dándole la oportunidad de llegar a muchas otras partes y ser conocido y gustado por muchas más personas. Y los seguidores ganan, al recibir productos confiables y de calidad.
Con esta nueva manera de lanzar discos y vender música, también ha evolucionado la manera de proteger las producciones y los derechos de autor. Están las licencias abiertas o copyleft, aquellas en las que el propio autor establece las limitaciones para la reproducción, distribución, difusión y copia de su obra, mediante un contrato propio o bien basado en los contratos pro-forma disponibles en sitios como Creative Commons o Coloriuris, por ejemplo.
Se trata de la autoedición y la gestión autónoma que el creador intelectual hace de sus obras aprovechando el enorme potencial de difusión que tiene Internet.
Se ha generado una nueva forma de entender la retribución a los autores por los derechos derivados de su obra y un nuevo modelo de negocio que beneficia a todas las partes que intervienen, tanto a las redes sociales, como a los músicos y a los usuarios de la Red.
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