REPORTAJE - La Alameda de los Estudiantes

La banda sonora de la lucha por la educación en Chile

Dentro de los 6 meses que los estudiantes llevan manifestándose y exigiendo al gobierno las garantías de una educación gratuita y de calidad, secundarios y universitarios han desplegado toda su creatividad, alegría y humor dentro de las multitudinarias marchas realizadas por la avenida principal de Santiago. Alameda, llegando a calle Portugal. Desde hace unos meses es parte del ideario cotidiano de Santiago ver, por lo menos uno de cada siete días, a miles de personas que vienen desde Plaza Italia marchando y gritando. Aunque no es lo único.





Dos señoras se detienen en la esquina a comentar. –Mira esas niñas como bailan. ¿Cómo lo hacen para no cansarse nunca?-
-No sé, pero se sabe altiro qué están estudiando, yo creo que ellos estudian danza o algo así ¿Ves a esos niños que van disfrazados de caja de remedios?-
Más que una marcha, parece un espectáculo, colores, comparsas, disfraces, pero la intención acá no es entretener. La idea es llamar la atención, usar la educación para criticarla.

“Ya llega la comparsa muy conocida en el mundo entero, recorriendo las calles, movilizando a toos los chilenos. Llega con este ritmo, ritmo de de educación pública y que hace muchos años que el estado no quiere pagar… se viene la comparsá, la de la usach, la que informá, saltando en la capital, los estudiantes al choque van”


Las mujeres con las caras pintadas bailan al ritmo de la murga Argentina, los hombres hacen sonar las trompetas y bombos. La canción original es de los Auténticos Decadentes, pero un grupo de estudiantes principalmente de Ingeniería Eléctrica, Contabilidad e Ingeniería Industrial, de la Universidad de Santiago de Chile, modificó su letra para ir alentando las caminatas convocadas por la Confederación de estudiantes de Chile, Confech.


En esta casa de estudios ocurren constantemente escenas de violencia, y no sólo este año por razones del conflicto estudiantil. Enfrentamientos entre estudiantes y carabineros es parte de la identidad de una de las universidades más antiguas del país. Dentro de este establecimiento, que hasta 1981 se llamaba UTE, Universidad Tecnológica del Estado, fue detenido Victor Jara.


“La zapatilla, el guanaco dicen que viene por la otra esquina. El bombo y unos limones mis compañeros en este día. Hinzpeter, lavin piñera y la policía que ya llegó, a ellos se los dedico cantando el coro con emoción…se viene la comparsá, de la de usach, la que informá…”


Es evidente que los estudiantes de universidades públicas están descontentos por la falta de recursos en sus facultades y la invasiva presencia policial dentro de sus lugares de estudios. No es aislado que fuerzas especiales de Carabineros estén los días viernes rodeándolos o entren cuando quieran. Es por esto que mucho de los estudiantes están ocupando estas formas de resistencia y repudio a la represión policial, cada vez de manera más creativa.
La comparsa usach al igual que otras agrupaciones de cantos y bailes llevan consigo máscaras antigases. A simple vista, su entusiasmo y ganas de manifestarse por una educación gratuita a través de esta forma no para cuando Santiago se tiñe de humo asfixiante. Frente al carro lanza agua de fuerzas especiales, ellos siguen tocando, como si nada pasara.


El canto sigue “con la comparsa vamos a informar y con los compas la repre aguantar, baila este ritmo de bombo y tambor, que es por nuestra educación…” así finaliza el canto, con muchos de sus integrantes empapados por el chorro del guanaco.

Se abre el telón frente La Moneda

“Ay! de consultar yo vengo, con mi carita negra, que la educación aquí se está muriendo, ay de consultar, yo vengo, yo vengo con mi carita negra que me han venio a decir que anda está sucediendo, nada, negra es la herida, canto yo a los cuatro vientos, roja es la herida, que lleva mi descontento.” Discurso final de una creación teatral: el funeral de la educación chilena.


Son los jóvenes del Bloque Oriente Movilizado. Estudiantes de teatro, música y artes de la Universidad Católica. La agrupación viene trabajando desde el 2006, año de la revolución pingüina, en mejoras educacionales tanto para su universidad como para el resto de los estudiantes.


En este año de movilizaciones la agrupación incorporó a personas de otras carreras, pero la mayoría de ellos son estudiantes del campus oriente. “Arte colaboraba en construcciones de escenografía y teatro y música armaban la performance. Una vez de haber tenido todo listo y ensayado, saliamos a la calle”, recuerda Ricardo Parraguez, estudiante de Campus Oriente.

Mujeres y hombres vestidos de negro. Todos de luto, peregrinando, llorando y lamentándose de la muerte de la educación. ¡Murió la calidad, que haremos sin ella ahora! Gritaban las estudiantes, apenadas, angustiadas.


-“Durante el funeral aparecían personajes burgueses llenos de joyas y se reían de nosotros, nos querían vender créditos, aparecían con tarjetas y nosotras nos enrabiábamos y rompíamos sus tarjetas y joyas”- cuenta Mercedes Mujica, estudiante de Teatro.


La intervención teatral termina con el cajón de la educación popular y publica incinerada frente a la casa de gobierno.


GUERREROS DE CARTÓN

Risas y asombro. Estudiantes de la Universidad Tecnológica Metropolitana saben qué está preparado para hoy. Se oye un primer –Permiso. ¡Dejen pasar por favor! – y es suficiente para que de par en par dejen pasar al caballito de batalla de la jornada. Su carro lanza aguas lleva el símbolo de la universidad, en su parte trasera un cartel dice “guanaco de troya”. Alrededor de él van los “troyanos UTEM” con armaduras de cartulina plateada y un palo en cada mano. La molestia de los estudiantes no se hace esperar y el desquite le llega a este mini coloso hecho de madera y recubierto de placas de metal. La escena sigue. Un joven, megáfono en mano, que con voz fuerte exige -”Abran paso al guanaco, por favor”-Desde atrás la respuesta no espera, garabatos y consignas contra carabineros anteceden a un canto general:“el pueblo unido avanza sin partido, los pacos unidos no leen de corrido, el pueblo armado jamás será aplastado”.


La universidad UTEM durante estos últimos años ha estado viviendo un conflicto interno muy complejo, carreras que se cierran y reportajes en televisión pública que dan cuenta de malos manejos, que ellos argumentan no son del todo reales. Por eso, hasta hace poco, no era extraño que la molestia se extendiese a los medios de comunicación.


Diego, estudiante de Química Industrial insiste que para ellos las marchas son una instancia para demostrar todo el desajuste en el sistema, que de paso los arrastra a su casa de estudios -“Por falta de plata no hay renovación de infraestructura, de a poco se han ido cerrando carreras. Es obvio que tenemos varias razones para alegar. Y qué mejor que hacerlo de ésta forma, imitando el abuso de la fuerza policial”-


Unos metros más adelante, aparecen tres jóvenes vestidos de negro, cara blanca, labios y párpados negros. ¿El motivo? Mostrar que las deudas que mantienen para poder estudiar los dejaron muertos. Uno de ellos explica la iniciativa –“Yo dejé de estudiar hace dos años más o menos porque no podía seguir pagando. Ahora tengo una deuda con un banco, tengo que seguir pasando plata y eso que pasó harto tiempo”-


A un costado un joven rodeado de cartón lanza una arenga :”¿Por qué somos reciclables?”, a la que otros muchachos con el mismo vestuario le responden: ¡No somos desechables!, todo sucedido de saltos y carcajadas de quienes los ven. –“Somos de Química y Farmacia de la Chile. Para nosotros es necesario adherirnos a los petitorios y estar presentes acá. Y el disfrazarnos de remedios como Lucrín o Endeudril es la mejor forma de mostrar que para nosotros aún no se encuentra el remedio para éste sistema”-


Por eso, las banderas de colegios, partidos políticos, sindicatos de instituciones públicas y otras organizaciones, son piezas de este rompecabezas que parece no terminar de armarse nunca.

AL SON DEL ÚLTIMO ALIENTO


El ritmo de las marchas no suena a Chile. Bombos, cajas, platillos, trompetas, dan forma a grupos carnavalescos que se adhieren con bailes y canto a la causa estudiantil.


Casi llegando al final del recorrido, muchachos con vestimenta en rojo y negro, aompañados de dos caracterizados de ancianas, danzan chocando palos de madera, elevando los pies del suelo, en contorsiones ensayadas, todo bien estudiado para cordinar de manera exacta con la música que emite la banda que los acompaña. Por un momento se detienen, una de ellas se acerca, agitada, respira antes de decir –“Somos de la Academia de Humanismo Cristiano, una universidad privada que no sabemos cuánto tiene que perder con esta forma de hacer educación actualmente. Pero acá estamos, mostrando que con los pocos recursos que el Estado da para educar a la gente se puede hacer mucho. Es una manera de criticar la mala escuela del Estado chileno”- El baile vuelve a empezar, ésta vez con unos invitados conocidos, pero no queridos. Los gases llenan de humo el aire. Pero no hay que detenerse, en conjunto sacan máscaras para repeler el efecto de los químicos en las comisuras y los ojos. El show debe continuar, sin importar que los carabineros se opongan.


Los manifestantes arrancan; respirar es cada vez más complicado y todos buscan resguarse en alguna esquina para no sentir el exceso de las bombas excesivamente o, en el peor de los casos, para no ser llevados por los policías. Aún así, no todos están preocupados.


En la calle Almirante Latorre, en la esquina de un callejón sin salida, ocho jóvenes aproximadamente, animan a los que llegan corriendo a que se detengan y bailen, canten, disfruten en medio del caos. “Chinchintirapié”, una escuela carnavalera marca la diferencia y continúa la función. Decenas de jóvenes los rodean levantando los brazos, cantando, moviendo los pies y las caderas. Esteban, el coordinador de la agrupación cuenta que desde que se formó asisten a convocatorias de este tipo, siempre alrededor de una causa que les parezca justa “Empezamos con las manifestaciones en contra de Pascualama, hace como 5 o seis años atrás y ahora, venimos cada vez que se puede”. Es que no son los únicos, para poder llegar junto a otras organizacionesse contactan y ven si hay la suficiente cantidad de personas para conseguir transporte y apoyo mutuo.

El panorama es cada vez más gris, el aire más denso y la energía se tiene que condensar para correr. La banda se queda, algunos los acompañan alzando las manos, levantando una muralla que los proteja de los carros lanza agua y gases. A correr, el telón se debe cerrar.

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